Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.
2 Corintios 3:17-18
El día de hoy todos los estudiantes regresaron a sus respectivas escuelas para concluir el presente ciclo escolar.
Cuando llegué a mi escuela, volví a ver a cada uno de mis compañeros y para eso del medio día, platicando con otra amiga, empezamos a meditar en cómo varios de nuestros compañeros habían cambiado físicamente, la mayoría por hacer algún cambio en su cabello. De pronto mi amiga me dijo: “todos cambiaron menos nosotras”, a lo que yo respondí: “bueno, es que el que no cambió por fuera, lo hizo por dentro”. Minutos después pensé en lo que yo había comentado y eso me llevó a reflexionar sobre los cambios que ocurren en nuestra vida, a veces cambios para bien, a veces cambios para mal, pero al fin de cuentas, cambios.
Es sencillo cambiar nuestro exterior, sólo basta con cambiar nuestro estilo de vestir, o nuestro corte de cabello, o alguna otra cosa de nuestra apariencia; pero qué fácil y difícil a la vez es cambiar nuestro interior. Es fácil cuando hay personas que influyen en tu vida llevándote a pensar como ellos; por otro lado es difícil cuando se trata de cambiar aquellas actitudes que debemos quitar de nuestra vida para ser mejores personas.
En la Biblia Dios nos habla de una transformación, nos menciona cómo es que su esencia y su gloria deben reflejarse en nuestro ser. Todos los que creemos en Él, debemos ser realmente transformados por Él, y cada día parecernos más y más a Él.
Anteriormente ya mencioné que cambiar por fuera es muy fácil e incluso rápido, pero la pregunta es, qué camino vamos a elegir para cambiar nuestro interior… el fácil o el difícil?
Si elegimos el fácil, entonces cualquier persona podrá hacernos actuar cómo él, pensar como él, e incluso tomar sus actitudes. Seremos personas fáciles de influenciar, unos imitadores de lo malo.
Si elegimos el camino difícil, ciertamente nos costará, se requerirá tiempo, esfuerzo, oración, tener buenas influencias y amistades; pero en medio del camino Dios te recordará que tú ya has sido transformado y que Él aún sigue moldeándonos.
Al rededor de la una de la tarde me dirigí hacia el grupo de oración de mi escuela, donde día con día varios estudiantes se juntan para intercerder por la escuela, y por cada persona que estudia o trabaja en ella. Fue un momento muy agradable el poder agradecerle a Dios por habernos dado nuevas fuerzas para concluir el ciclo escolar anterior.
A muchas personas les es difícil identificarse como seguidores de Cristo, pero cuando te decides a estar en medio de tu escuela, intercediendo por tus compañeros, maestros y directores, sin importar lo que otros piensen, eso se convierte en una muestra de la transformación que Dios va haciendo en tú vida.
Dios nos da la oportunidad, en cada lugar en el que nos pone, de ser un medio en el cual se refleje su gloria y donde podamos demostrar que realmente Él nos ha cambiado.
Tenemos que dar muestras a los demás de que ya no somos los de antes, sino que ahora somos renovados juntamente con Él.
De Él somos, por Él somos y para Él vivimos…
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
2 Corintios 5:17
2 Corintios 5:17 dice que somos nuevas criaturas…
Ya no somos los de antes, ahora estamos renovados en Dios, y cada día que transcurre avanzamos por un camino donde Dios es nuestro guía, a veces tropezamos, o incluso nos caemos, pero a fin de cuentas seguimos en ese caminar con Él.
Es necesario que dejemos nuestro pasado en el pasado, todo el pecado que cometimos, todos los pensamientos que tuvimos; ahora somos nuevas criaturas, hay un nuevo camino, hay una nueva etapa en nuestra vida, estamos bajo un proceso de transformación.
No miremos hacia atrás, no regresemos a lo de antes, seamos transformados, y seamos de impacto para otros.
Recordemos:
- Ya hemos sido transformados.
- Todos los días Él nos sigue moldeando ya que estamos en un proceso continuo.
- Nuestra meta es parecernos más a Cristo, tomar nuevos retos cada día, vencer las barreras, los miedos, la vergüenza y la timidez.
NO SEAS TRANSFORMADO POR OTROS, SÉ TRANSFORMADO POR DIOS Y EN CONSECUENCIA TRANSFORMA A LOS QUE TE RODEAN!!